Preparando la semana santa, me acuerdo de cuando era niña e íbamos a pasar el día al campo.
El aire que se respiraba nada mas bajar del coche... el sonido del viento en los árboles, los pájaros, las ovejas y vacas ( que miedo les teníamos...).
Paseábamos por los caminos que nos llevaba a casa de la tía saltando de piedra en piedra, encontrando maravillosos tesoros como las moras que comíamos.
Recuerdo el primer día que llegamos a una finca que compraron mis tíos. Estaba lleno de margaritas de colores, tan altas, que nos cubrían hasta la cabeza y jugábamos al escondite formando laberintos.
Recogíamos flores, hacíamos coronas para el pelo y collares de flores con mi hermana y mis primas.
Siempre volvía a casa con mi ramo de flores, fuéramos a donde fuéramos. Margaritas, rosas silvestres, lavanda, madreselva...
Todas las flores son bonitas, un ramo con flores silvestres puede alegrarte una estancia, tanto como las flores más exóticas...
Muy bello el relato.
ResponderEliminarMuchas gracias, me alegro que te guste.
EliminarCuando ívamos siete y el abuelo en el GS de Papi cantando hola don pepito
ResponderEliminarPués sí hermanita que recuerdos tan buenos y que infancia tan bonita tuvimos
y aún que no nos vemos tanto os quiero a los tres y me acuerdo de vosotros
Bicos y apertas
Fue la mejor infancia que se puede pedir. Jajaja cuando tu le pedías a papá que pusiera el coche a 100.... yo también te quiero
EliminarUn besiño